Según la leyenda, los gatos descienden del león y del mono, de quien heredaron el placer por el juego. Ciertamente, la forma de jugar de los gatos es uno de sus rasgos más atractivos. Son siempre imprevisibles y capaces de realizar proezas atléticas y agraciadas increíbles, pasan de períodos prolongados de inactividad y sueño que aparentemente ocupan la mayor parte de su tiempo a descargas de energías. Los gatos parecen amar las actividades lúdicas. Por ello estas sesiones tienen una finalidad práctica: «entrenamiento». Para poder capturar sus presas los gatos tienen que ser impetuosos y ágiles, capaces de reaccionar rápidamente y precisamente, en forma coordinada. Y para procrear, defender su territorio y mantener su posición en la jerarquía local, el gato tiene que estar saludable y en buenas condiciones físicas.El juego comienza a la más tierna edad. A partir de la tercera semana empiezan a desarrollar un extenso repertorio de comportamiento. Los mininos soban a su madre para estimular la producción de leche. Cuando comienza el destete, los cachorros acceden a las primeras etapas de su aprendizaje. Dan golpes con las patas, tratan de romper objetos con sus garras, y son estimulados.